miércoles, 13 de octubre de 2010

Un mundo sin amor

Creo que un mundo sin la existencia del amor sería un mundo mucho más feliz.
Y podéis decir que el amor trae consigo un torrente de alegrías y una inmensa cantidad de buenos momentos, cosa que no dudo.
Pero en serio que preferiría haberme ahorrado todos los dolores y angustias que he sufrido por su culpa.
Las personas que lean esto podrán estar de acuerdo o en desacuerdo conmigo.
Aquellos que estén en desacuerdo serán aquellos que han conocido el amor en su lado luminoso. Y los que estén de acuerdo serán, probablemente, un reflejo de mí.
Serán los que como yo han visto más veces el amor en su lado oscuro y putrefacto, los que no hallan sentido en al amor y, en algunos casos, ni en la vida por tener definitivamente claro que cupido apunta siempre al lado contrario del lado en que estamos los que tal vez sepamos cómo es realmente el mundo.
Si no existiera el amor, ni cupido, ni nada de eso, el mundo sería feliz por igual, aunque sea mínimamente.
¿Y que sería de los afortunados de este mundo en mi mundo imaginario?
Simplemente sus vidas continuarían sin inmutarse.
Porque, ¿qué echarías de menos del amor? ¡Nada! ¡No podrías echar de menos algo que no hubiera existido! ¡Y nos limitaríamos a ser felices!
Nos dedicaríamos a vivir en la maravillosa inconciencia, siendo felices y sin saber absolutamente nada. ¿Pero quién quiere saber teniendo felicidad?
Y justamente la conciencia de todo lo que existe es lo que me ha amargado la vida.
Más bien la conciencia de la inconciencia ajena. Y de su feliz desconocimiento.
¿En serio no crees que un mundo sin amor sería maravilloso?
Sería fantástico no volver a conocer el sufrimiento.
Olvidarlo todo.
Ser otra persona en otro mundo.
En un mundo perfecto sin amor.

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